Ha pasado ya
un año desde que Rajoy y sus “populares” seguidores llegaron al poder, gracias
al 44,6 por ciento de los votantes, que como todos sabemos, no es el 44,6 por
ciento del censo total. En realidad, el número de votos conseguidos por el PP
solo suponen el 28,5 por ciento del electorado potencial.
Es curioso,
por no decir escandaloso, que un partido gobierne un país con mayoría absoluta,
con el único respaldo del 28,5 por ciento de sus ciudadanos con derecho a voto.
Pero desgraciadamente la actual norma electoral admite este contrasentido.
Ya sé que
nadie puede arrogarse los votos potenciales de la abstención, porque es
imposible probarlo. Pero tengo derecho a estar convencido de que en nuestro
país, la mayoría de las personas que se abstienen son potencialmente votantes
de izquierdas. Gente perteneciente a las clases más desfavorecidas, que ha
perdido la esperanza en los políticos, desencantada de tanta promesa incumplida,
y que, erróneamente, en muchos casos cree que ya no tiene nada que perder.
Desafortunadamente el electorado de derechas es fiel a la cita con las urnas,
porque, normalmente, estas personas sí que tienen algo que perder, capital,
posesiones, privilegios, costumbres religiosas, etc.
Una vez transcurrido
este año, y a la vista de la batería de decisiones y de leyes que el gobierno de Rajoy está llevando a
cabo, estoy seguro de que muchas de esas personas que decidieron libremente no
votar, estarán arrepentidas de no haberlo hecho, ante la retrógrada naturaleza
de dichas medidas.
Y creo que
es hora de mostrar mis "agradecimientos más sinceros" a todos aquellos abstencionistas
que hicieron posible esta situación. Porque "gracias" a ellos este gobierno
está aprobando leyes que nos retrotraen
a tiempos predemocráticos, en los que la
mujer era considerada una criminal por abortar, los niños estaban obligados a
estudiar religión cristiana, y el que tenía dinero podía estudiar, y acudir a
la justicia. Aunque dentro de poco por mucho dinero que tengan, no podrán
acudir a la sanidad pública, porque sencillamente no habrá sanidad pública. Y
todo esto, y mucho más, "gracias" a la colaboración indispensable de una gran
cantidad de gente, potencialmente de “izquierdas”.
Es por eso
por lo que, el chico de la banderita también os da las gracias. Porque "gracias" a
vuestra inocente colaboración, volveremos a estar como en tiempos del hijo de
puta de Franco, pero gobernándonos los nietos de los hijos de
puta que apoyaban a Franco…
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